“Las implicaciones de la edición digital en este ámbito, de acuerdo con Javier Echeverría, tienen consecuencias radicalmente distintas a las que pueden producirse en otros ámbitos editoriales más relacionados con la literatura o el libro de texto, por ejemplo. Fundamentalmente, porque engloba muchos tipos de publicaciones, algunas de las cuales sí han generado un mercado editorial que más o menos se ajusta a las características del mercado editorial en su conjunto - aunque sin llegar a generar un volumen de negocio importante-, pero muchas otras – especialmente las revistas científicas especializadas -, han dado lugar a un modelo editorial específico, con parámetros que difieren sustancialmente del modelo editorial del libro.”
· Por un lado, conceder licencias al resto de la comunidad científica para copiar, reproducir y utilizar los datos publicados -lo que no implica renunciar a su propiedad intelectual- bajo la premisa de que la clave del avance científico está en la posibilidad de realizar trabajos derivativos.
· Y por otro, a incorporar, en al menos un repositorio online de acceso abierto, una versión completa de su trabajo y materiales complementarios con una copia del permiso anteriormente mencionado.
Las consecuencias de estos compromisos se observan en el creciente número de repositorios existentes en el mundo y el volumen de documentos volcados en estos yacimientos del conocimiento, en su mayoría artículos ya publicados. Las TICs, han favorecido además enormemente la viabilidad de la concepción del conocimiento científico como bien común.”
Menos preciso se muestra el Informe en cuanto a la incidencia que la edición electrónica puede suponer para los Manuales universitarios.
En todo caso, es un documento que sirve para constatar que estamos ante cambios notables, a los que se añaden los que reclama el Modelo Bolonia.