jueves, 15 de abril de 2010

Libro electrónico y edición universitaria

Al tiempo que todos los medios se hacen eco del retraso en la distribución del I Pad de Apple ante la demanda, leo en Derecho al blog la entrada que da cuenta del interesante Informe que acaba de publicar el Observatorio la Lectura y el Libro (Ministerio de Cultura) con el título “El Libro electrónico”. He acudido al documento citado y me encuentro con unas páginas que se ocupan de la cuestión de la incidencia que las tecnologías están llamadas a tener sobre la edición universitaria, en general, pero la jurídica de manera especial, pues no en vano la docencia y la investigación del Derecho se traducen en el aluvión de publicaciones en el que estamos instalado, que hace a veces difícil seguir las novedades en cada ámbito respectivo. Un breve apartado del Informe pp. 52-54, inclusive) se dedica a la “Edición electrónica y gestión de la propiedad intelectual en las publicaciones universitarias y de Investigación”.

Comienza por señalar la singularidad de la edición universitaria:

Las implicaciones de la edición digital en este ámbito, de acuerdo con Javier Echeverría, tienen consecuencias radicalmente distintas a las que pueden producirse en otros ámbitos editoriales más relacionados con la literatura o el libro de texto, por ejemplo. Fundamentalmente, porque engloba muchos tipos de publicaciones, algunas de las cuales sí han generado un mercado editorial que más o menos se ajusta a las características del mercado editorial en su conjunto - aunque sin llegar a generar un volumen de negocio importante-, pero muchas otras – especialmente las revistas científicas especializadas -, han dado lugar a un modelo editorial específico, con parámetros que difieren sustancialmente del modelo editorial del libro.”

A partir de ahí, se formulan algunas observaciones al movimiento de la publicación en abierto, a la que también me he referido en este blog, no sólo por tratarse de una tendencia que me parecía imparable, sino para destacar la ventaja de quienes podemos beneficiarnos de ese movimiento a partir, por ejemplo, de repositorios institucionales como el que acoge los e-prints complutenses.

Al respecto, el Informe indica:

“Estas transformaciones hacen necesario revisar las posibilidades de difusión del conocimiento bajo el paradigma del acceso abierto a través de Internet y la universalidad del conocimiento. Con este fin, se establece en 2003 la Declaración de Berlín en la que los firmantes – principalmente las instituciones y sociedades científicas más relevantes, se comprometen a que tanto el contenido como las herramientas de software sean libremente accesibles y compatibles entre sí. Este acceso abierto, implica el compromiso del autor a:

· Por un lado, conceder licencias al resto de la comunidad científica para copiar, reproducir y utilizar los datos publicados -lo que no implica renunciar a su propiedad intelectual- bajo la premisa de que la clave del avance científico está en la posibilidad de realizar trabajos derivativos.

· Y por otro, a incorporar, en al menos un repositorio online de acceso abierto, una versión completa de su trabajo y materiales complementarios con una copia del permiso anteriormente mencionado.

Las consecuencias de estos compromisos se observan en el creciente número de repositorios existentes en el mundo y el volumen de documentos volcados en estos yacimientos del conocimiento, en su mayoría artículos ya publicados. Las TICs, han favorecido además enormemente la viabilidad de la concepción del conocimiento científico como bien común.”

Menos preciso se muestra el Informe en cuanto a la incidencia que la edición electrónica puede suponer para los Manuales universitarios.

En todo caso, es un documento que sirve para constatar que estamos ante cambios notables, a los que se añaden los que reclama el Modelo Bolonia.

Madrid, 15 de abril de 2010