jueves, 14 de octubre de 2010

El Tribunal Supremo británico y el deber de diligencia

El diario británico The Guardian tiene una interesante sección dedicada a cuestiones jurídicas y dentro de ella ofrece la oportunidad de consultar distintos blogs. Uno de ellos es el titulado The UK Supreme Court que, como su propio título señala, está orientado al seguimiento de la actividad del Tribunal Supremo de Gran Bretaña, una institución de joven historia pero que enlaza con la más clásica tradición británica como indica la presentación del blog:

“This blog is dedicated to the UK Supreme Court. The UK Supreme Court is the UK's highest court; its judgments bind lower courts and thus shape the development of English Law. Since 1399, the Law Lords, the judges of the most senior court in the country, have sat within Parliament. From October 2009, however, they have moved to an independent court in the Middlesex Guildhall. To mark this historic development, this blog has been set up to provide commentary on the UK Supreme Court and its judgments”.


En el blog se puede seguir (incluso accediendo a la propia página web del Tribunal Supremo), el estado de los distintos procedimientos que se encuentran pendientes de audiencia o de sentencia por parte del Tribunal Supremo. Dentro de ellos figura el caso
Progress Property Company Limited v Moorgarth Group Ltd que dio lugar a una audiencia celebrada los pasados días 5 y 6 de octubre de 2010 y que enlaza con un tema clásico de Derecho de sociedades. Se trata de la venta por una sociedad de un activo a una sociedad filial, a un precio que se considera infravalorado por parte del nuevo dueño de la sociedad vendedora y que implicó un daño para esta sociedad. Lo que se discute en este caso es el comportamiento de quien era administrador de la sociedad vendedora y al mismo tiempo administrador de la sociedad compradora.

Se discute en este caso la posibilidad de llevar a cabo la venta de un activo en el marco de un grupo siendo aplicables los artículos o secciones 845 y 846 de la vigente Companies Act de 2006, que dicen que las transferencias intragrupo se pueden hacer al valor contable o valor en libros sólo en la medida en que existan beneficios distribuibles. Lo que se plantea y se debatirá en la sentencia del Tribunal Supremo es si existe una infracción del deber de diligencia por el administrador que llevó a cabo lo que se considera una venta ventajosa para el comprador, lo que hasta ahora habrían rechazado los Tribunales inferiores.

Madrid, 14 de octubre de 2010