martes, 9 de febrero de 2010

Crisis financiera e ideología

Una crisis de tanta incidencia y duración como la que estamos padeciendo lleva a dos tipos de reacciones sucesivas. Las primeras son las que reclama la urgencia: adoptar medidas extraordinarias que sirvan para superar los problemas que se plantean con una dimensión imprevista. El ejemplo más claro son las aportaciones ingentes de recursos públicos a favor de bancos y otras instituciones que se aprobaron en Estados Unidos y algunos Estados europeos. Las segundas reacciones están orientadas por la reflexión sobre lo sucedido. Se trata de determinar las causas y analizar los remedios. Una labor que no es sencilla cuando la ideología influye en los diagnósticos o cuando se ve condicionada por su proyección sobre decisiones complementarias y trascendentes, como sucedió en Estados Unidos con el debate vinculado a la renovación de Bernanke al frente de la Resera Federal.


La determinación de las causas de la crisis deja tras de sí una muy amplia y heterogénea relación de estudios. En la edición de hoy de El Confidencial se incluye un artículo titulado “El Banco de España se lava las manos: dice que no tiene culpa de la burbuja inmobiliaria”, desde el que remite al remite al estudio incluído en el Boletín de Estudios Económicos del pasado mes de enero, titulado “Una comparación de los ciclos inmobiliarios recientes en España, Estados Unidos y Reino Unido”, que puede descargarse desde la web del Banco de España.

En cuanto al debate crisis financiera-causas-ideología, desde hace tiempo guardo la referencia de dos artículos que reflejan la variedad de las posiciones. En El País publicó Joaquín Estefanía su columna titulada
"Los orígenes". Una semana más tarde, otra columna titulada "Pugna regulatoria" contenía alguna reflexión conectada con la anterior. El mismo día, en Mercados de El Mundo, John Müller firmaba un artículo "No fue el mercado, fue el Estado".

La convalidación de las medidas adoptadas y, lo que es más importante aún, la implantación de otras que traten de impedir que se repita una crisis tan severa encuentran en la disparidad ideológica un primer obstáculo. Cuanto más tiempo pasa, menor es la disposición a asumir errores propios y mayor la resistencia a aceptar reacciones normativas.

Madrid, 9 de febrero de 2010