Vuelvo sobre la salud del consejero ejecutivo de una sociedad cotizada como materia informativa en el mercado de valores. Los lectores de este blog habrán adivinado que los protagonistas vuelven a ser Apple y Steve Jobs. En el año 2009 publiqué sendas entradas en las que cuestionaba que la enfermedad o un posible trasplante, terminaran siendo objeto de información relevante. A los mismos problemas jurídicos y personales que entonces expuse y que he reiterado en otras ocasiones, la última en la más reciente entrada de 4 de febrero de 2011, reaparecen en el día de hoy con ocasión de la celebración de la junta general de Apple, prevista para esta tarde y a la que hace referencia la noticia publicada en la edición de hoy de El País.
Como destaca Sandro Pozzi en el titular de su crónica La salud de Steve Jobs, a debate en la junta de Apple, si bien habría que precisar que los interesados son quienes ya tienen la condición de accionistas, que han decidido que se les explique con claridad no sólo cuál es el estado del actual Consejero delegado, sino los planes para su sucesión:
“A los inversores de Apple les interesa la salud de Steve Jobs. Y cómo. Por eso un grupo cada vez mayor de accionistas va a exigir hoy al Consejo de Administración del gigante de Cupertino que sea claro entorno al estado del consejero delegado y, sobretodo, piden más transparencia respecto al plan de sucesión. Jobs se tomó el 17 de enero su tercera baja médica, sin fecha de retorno.
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Steve Jobs, superviviente de cáncer de páncreas, lleva 14 años como consejero delegado de Apple. Mañana cumplirá 56 años. Su estado de salud es un tema recurrente desde que en 2004 se tomara la primera baja médica, a la que siguió otra hace dos años. Ya en la junta de accionistas de 2009, a la que Jobs no asistió, hubo inversores que suscitaron el tema.
Pero nunca hasta ahora se había presentado una resolución formal sobre tan delicado asunto, en la que un grupo exige detalles sobre los criterios que se van a seguir para identificar y evaluar a los posibles candidatos a sucederle. No se conforman con que la compañía insista que se trata de una cuestión privada ni que se diga que sigue involucrado en las ”.
Atender esa solicitud de información conduce a abordar tanto la intimidad personal del afectado, como aspectos decisivos en la organización de una de las mayores empresas del mundo. Sobre lo segundo, la noticia ilustra el temor que para los actuales gestores provoca atender la solicitud de información:
“Los gestores de Apple se oponen a ser tan transparentes, porque temen que los rivales hagan un acercamiento a los posibles sucesores y eso, advierten, va contra el interés de los accionistas. Los inversos dejan claro que no buscan que se identifique a los potenciales aspirantes, si no que se les informe con regularidad sobre el proceso que se está siguiendo”.
Madrid, 23 de febrero de 2011