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miércoles, 7 de noviembre de 2012

Litigios financieros y solvencia



Se ha convertido en una de las características de nuestra actividad jurisdiccional la proliferación de reclamaciones contra entidades de crédito por la colocación de productos financieros que generaron pérdidas a sus clientes. Aunque no todos los casos son iguales, se puede establecer una relación común basada en la colocación durante años precedentes de una serie de productos que implicaban alto riesgo y también una alta retribución para quienes conseguían su colocación. Quien siga la actividad de nuestros Juzgados y Audiencias Provinciales encontrará la repetición de sentencias referidas a instrumentos financieros que tienen que ver con insolvencias repetidas en mercados foráneos o con productos que fueron objeto de una comercialización generalizada, que se han convertido en los tristes protagonistas de una litigación igualmente generalizada. Es notorio que algunas entidades  han preferido conducir a sus clientes hacia la solución de los conflictos a través de procedimientos arbitrales, que ofrecen una mayor rapidez frente a los procedimientos jurisdiccionales habituales. 


Una reciente noticia vinculada con los responsables de una importante entidad de crédito británica ponía de manifiesto el problema que comporta esa litigación tan reiterada por la solvencia y resultados de las instituciones afectadas (v. Simon Nixon: “Lloyds Hasn’t Yet Escaped Its Past”, The Wall Street Journal, 2-4 noviembre 2012, p. 32, versión impresa). Existe un riesgo en ver esos litigios como una sucesión de incidentes aislados individuales y que serán solventados en función de cómo resuelva cada caso el Tribunal correspondiente. Pero en la presentación de los resultados de Lloyds Banking Group reciente se puso de manifiesto que la litigiosidad en torno a estos productos acaba convirtiéndose en un problema que termina por afectar la estabilidad de la entidad y que pone en cuestión su propia solvencia. El citado banco anunció su decisión de dotar una importante provisión para cubrir las devoluciones a sus clientes perjudicados con la colocación de productos vinculados con determinados productos financieros:

“A day after Barclays acknowledged two fresh probes by U.S. regulators, Lloyds Banking Group said it was taking a further £1 billion ($1.6 billion) in provisions to cover compensation to customers who were wrongly sold payment-protection insurance, bringing its total bill so far to £5 billion. Meanwhile, Lloyds in October became one of eight banks dragged into the latest U.S. investigations into the manipulation of the London interbank offered rate.

De esta manera se advierte como esa práctica comercial y sus secuelas judiciales terminan por convertirse en una amenaza para la estabilidad de la entidad. La pregunta es si medidas como la anunciada por Lloyds resultará suficiente. Habrá que esperar un tiempo para ver si esa opción, que en principio parece cargada de prudencia, termina por condicionar la actividad de la entidad (que vuelve a modelos de negocio tradicionales) y sus resultados y, sobre todo, si ese tipo de provisiones que tratan de combatir los efectos del pasado no enturbian el presente de la entidad y acaban con la paciencia de los inversores que desean que la entidad comience ya a distribuir dividendos. Lo resume también la crónica de The Wall Street Journal:

“Even so, the regulatory cost needs to be measured not only in fines but also in changes to the way banks do business. Lloyds has been ahead of peers in abandoning past aggressive sales-driven practices and developing a simpler, low-cost model of banking. It has already stripped out £1 billion of costs since 2010. But the result is likely to be slower revenue growth and lower profitability than in the past”.

Madrid, 7 de noviembre de 2012