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miércoles, 4 de febrero de 2009

Vacuna frente a la enfermedad

Nada más depositar mi anterior entrada tuve ocasión de leer un interesante artículo de Sergio Saiz en Expansión, que aborda el problema de salud de Steve Jobs del que partía mi anterior comentario, al que se añade una crónica de los efectos de un reciente ingreso hospitalario del presidente ejecutivo de un gran banco europeo. A partir de esos hechos el artículo recoge con acierto algunas consideraciones en torno al riesgo que implica el liderazgo empresarial que conduce a la confusión entre la figura de un directivo y la de la empresa. Los problemas o incertidumbres acerca de la salud del primero tienen un inmediato y negativo reflejo en la cotización de las acciones de la segunda. Esta situación admite alguna ironía cuando se comprueba que la negativa evolución de las acciones del banco arrancó, en el segundo de los casos referidos, de una vulgar indigestión del directivo.


Lo que se plantea por algunos de los expertos consultados por el periodista son las formas idóneas para atenuar ese efecto. Aparece esa coincidencia ya conocida de aspectos societarios y laborales. Los primeros son relevantes a la hora de preparar una ordenada sucesión del primer ejecutivo, por causas ordinarias, como el transcurso del mandato, o extraordinarias, como la aparición de una grave enfermedad. Los accionistas de control y el Consejo de Administración son los encargados de establecer esa solución. Desde el punto de vista laboral, se aborda la inclusión en los contratos de alta dirección de cláusulas de rescisión por enfermedad. Cualquiera de ambas soluciones –que integran la campaña de vacunas que titula la información- no suele adoptarse en muchas grandes sociedades. Probablemente porque, siendo ambas un ejercicio de razonable previsión, obligan a tratar un factor –la salud del ejecutivo- que se prefiere ignorar.

4 de febrero de 2009