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viernes, 9 de abril de 2010

Retribución: EE.UU. (C.E.O.s) y Alemania (Consejos de Vigilancia)

Aunque es tanta la información sobre este tema que pienso que llegará un momento en que se corre el riesgo de saturar la atención de los lectores de este blog, quiero comentar dos informaciones recientes pues ponen de manifiesto hasta qué punto en distintos Estados continúa el debate sobre la retribución de los administradores. Comenzaré por reseñar un amplísimo artículo que el pasado 2 de abril de 2010 publicaba The New York Times bajo el título Bargain Rates for a C.E.O?, en el que ofrecía una completa perspectiva de la evolución que en estos dos últimos dos años se ha producido en la práctica empresarial norteamericana, en la actuación gubernamental y en las previsiones normativas, con respecto a la retribución de los administradores ejecutivos en las grandes sociedades. Ha de partirse de la modificación radical de la situación que para las empresas americanas supone que la retribución de sus principales ejecutivos se vea sometida a injerencias o intervenciones extrañas a la propia sociedad. Es por eso que comienza el artículo subrayando el interés de la Administración Obama por intervenir en esta materia.


No es cuestión de volver a traer a colación las actuaciones de nuestro conocido Pay Czar Kenneth Feinberg, sino de señalar que esas actuaciones han planteado la necesidad de un cambio en determinadas prácticas empresariales insostenibles. Un cambio que parte de la falta de justificación de muchas de las formas de retribución que se venían aplicando. No se puede seguir aceptando que los principales consejeros ejecutivos recibieran de la sociedad compensaciones que entraban en el ámbito estrictamente personal o familiar y que no tenían justificación. Se suma a ello la presión que tanto la SEC como la Reserva Federal vienen llegando a cabo en sus respectivos ámbitos de supervisión, tratando de forzar una mayor transparencia informativa. Aquí es donde se contraponen las actuaciones que se están desarrollando en Estados Unidos con las que lleva a cabo la Unión Europea. En algunos aspectos, esta última ha adquirido ventaja, pero lo más significativo es que las soluciones son sustancialmente idénticas. Esto no debe extrañar porque, como sabemos, toda la problemática de la retribución de los consejeros en las sociedades cotizadas ha venido ocupando las distintas reuniones internacionales (G-8, G-20, UE, etc.).

Lo cierto es que los datos reales que se facilitan ponen de manifiesto una sustancial disminución de lo que era la retribución media de este tipo de directivos, manifiestamente en aquellas empresas que recibieron ayudas públicas. Sin embargo, no deja de ser interesante seguir los distintos ejemplos que se dan sobre empresas y ejecutivos sobre cómo lo que aparecían como ejemplos de contricción o de renuncia a retribuciones, al ejercicio siguiente se revisaban (incluso a instancias del propio ejecutivo) volviendo éste a percibir las retribuciones que habían dejado de recibir en el ejercicio anterior.

Quizás lo más llamativo sea constatar la vigencia del proyecto normativo que se conoce como say on pay, que la adopción del voto consultivo de la junta general sobre las retribuciones de los consejeros (que establece en nuestro caso el Proyecto de Ley de Economía Sostenible al modificar la Ley del Mercado de Valores). Ese proyecto figura como uno de los puntos esenciales en la agenda normativa del Congreso norteamericano. Algunas empresas no han necesitado esperar a que la norma les obligara a llevar a cabo ese refrendo por los accionistas de la retribución de los administradores y ya vienen aplicando ese say on pay de los accionistas en materia de retribución de los consejeros.

El problema de la retribución ofrece variables también ante una estructura dualista del Consejo. Es interesante la información publicada en Handelsblatt, que con el título
Kontrolleure kennen keine Krisen expone la paradoja del aumento de la retribución media de los miembros de los Consejos de Vigilancia, frente a la de los miembros de los Vorstände a los que los primeros invitaban a moderar sus remuneraciones. Las diferencias observadas se resumen en los siguientes párrafos:

“Verantwortungsbewusste Lohnabschlüsse sind eine wichtige Voraussetzung für neue Arbeitsplätze im Aufschwung", sagt DIHK-Präsident Hans Heinrich Driftmann. Arbeitgeberpräsident Dieter Hundt forderte gar ein “Belastungsmoratorium" für die Dauer der Krise.

Doch ausgerechnet in den Führungsetagen verhallt diese Forderung ungehört. Obwohl infolge der Krise bei vielen Dax-Konzernen die Gewinne wegbrechen, haben ihre Chefkontrolleure persönlich keinen Grund zur Klage. Bis zu 425 Prozent (Adidas) sind ihre Vergütungen seit 1999 gestiegen. Selbst der vermeintliche Verlierer bei den Aufsichtsratsvergütungen, BASF, verwandelt sein statistisches Minus von 19 Prozent in ein Plus, weil die Zahl der Aufseher nach dem Wechsel von einer deutschen AG in eine europäische SE von 20 auf 12 geschrumpft ist.

Im Durchschnitt der 30 Dax-Schwergewichte legten die Bezüge innerhalb eines Jahrzehnts um 52 Prozent zu. Da konnten selbst die viel gescholtenen Vorstände nicht mithalten. Ihre Vergütungen kletterten im selben Zeitraum nur um 35 Prozent. Eine Etage darunter, bei den rund 500 000 leitenden Angestellten, hat der Berater Kienbaum ein Plus von nur 20 Prozent ausgemacht. "Das klassische mittlere Management ist seit der Jahrtausendwende von der Gehaltsentwicklung in den Topetagen abgekoppelt", sagte Joachim Betz, Präsident des Führungskräfteverbands ULA, dem Handelsblatt”.


Madrid, 9 de abril de 2010