Aun
siendo pocos, algunos temas reiteradamente tratados desde que inicié este blog
mantienen su actualidad y su complejidad. Sin duda (basta con acudir al
histórico de entradas y etiquetas), el de la retribución de los administradores
ejecutivos en grandes sociedades y, en particular, en el sector financiero es
uno de ellos. Como prueba de esa incesante actualidad me limitaré a traer a
colación dos recientes informaciones en medios especialmente influyentes.
En
primer lugar, The New York Times dedicaba hace algunos días una amplia sección
en sus páginas de opinión a la eventualidad de que EE.UU. adopte límites a la
retribución variable de los ejecutivos. La cuestión se propone a partir de las
iniciativas adoptadas en la Unión Europea. Siguiendo el modo habitual de debate
de cuestiones de actualidad en las páginas del influyente diario neoyorquino,
esa cuestión era abordada desde distintos puntos de vista que expresan los
invitados al debate y que pueden consultarse aquí. Me permito destacar por
razones obvias la columna del Profesor de la Universidad de Columbia John C. Coffee
Jr., que apuntaba al debilitamiento en este punto del rigor inicial de la Ley
Dodd Frank a través de su desarrollo.
La
segunda parada informativa es la referencia que dentro de la no menos
influyente Lex Column (de la edición del Financial Times correspondiente al
pasado fin de semana) planteaba un problema esencial con respecto a la
exigencia del informe anual de retribuciones. La pretensión del diario está
plena de sentido común y supone una reacción ante algunos ejemplos concretos de
la muy difícil comprensión de ese informe.
Su
importancia para los accionistas y para cualquier interesado en seguir la
política retributiva y su concreción en cada sociedad reclama que ese informe se elabore de manera sencilla y
comprensible. En sentido opuesto, las mismas consideraciones justifican que se
rechace el intento de convertir esos informes en una suerte de enciclopedia en
la que formulas financieras indescifrables y condiciones incomprensibles hagan
prácticamente imposible conocer lo que ha pasado a un lector medio. El informe
debe permitir a cualquier accionista la comprensión de la política retributiva
aprobada y su concreta aplicación con relación a cada uno de los beneficiarios.
La complejidad de ese informe beneficia los intereses que animaron su
exigencia:
“But it is hard to escape the feeling that
growing complexity benefits pay consultants, executive directors and
increasingly, non-executive directors, at the expense of shareholders. Complex
incentive schemes are no guarantee of success. Ask investors in Yahoo,
whose chief operating officer has walked off with millions after being in the
job for a year.
Much of shareholders’ ire about pay has been directed
at absolute levels. That is hardly surprising – according to Manifest, a proxy
voting agency, average CEO pay in the FTSE 100 has risen from £2.6m in 2002 to £4.1m. But the biggest part of the increase has come via bonuses and
incentive plans, not salary. So it is time for remuneration committees, with
their own pay rises in their pockets, to get a grip. Top-level pay needs
radical simplification. It should not require 23 pages of explanation. It
should not take a weekend to understand”.
Entre nosotros, desde el pasado
1 de enero es aplicable a los informes anuales de remuneración el modelo
establecido por la Circular 5/2013, de 12 de junio. En principio, su estructura
debiera descartar el riesgo de que su comprensión adecuada quede reservada a
iniciados.
Madrid, 24 de enero de 2014