El Profesor Manuel
Olivencia recibió hace pocos días un especial reconocimiento: su nombramiento
como Hijo Adoptivo de Sevilla. ¡Nada menos! Una distinción extraordinaria,
sobre cuya solemne entrega puede leerse la crónica publicada en el ABC
de Sevilla, que relataba que el pergamino que recibió el Profesor figuraban
algunas referencias a algunos de los hitos en la labor y dedicación del
Maestro: el Código Olivencia, “ius
mercatorum”, “par conditio creditorum”.
Con estas líneas quiero dejar constancia de mi felicitación al nuevo Hijo
Adoptivo de la capital andaluza.
Pocas distinciones
pueden recibirse con más satisfacción que la que supone un solemne y público
reconocimiento de la ciudad en la que ha transcurrido nuestra vida. El Profesor
Olivencia ha hecho de Sevilla (y en especial, de su Universidad) parte esencial
de su vida. Desde la Universidad de Sevilla ha sabido formar durante decenios
lo que muchos hemos conocido como la Escuela Sevillana de Derecho mercantil,
que no es sino la referencia a un origen desde el que han surgido de forma
incesante discípulos del Maestro Olivencia, que ocupan numerosas plazas en
Universidades españolas. Poco cabe añadir a esa función docente cuando la
información periodística pone de manifiesto que tanto el expresidente Felipe
González, como el actual alcalde sevillano, Juan Ignacio Zoido, recordaron la
común condición de antiguos alumnos del Profesor Olivencia.
El nuevo Hijo
Adoptivo ha sido, además, un permanente embajador de Sevilla en su condición de
universitario universal. Desde Sevilla ha estado –y sigue estando- siempre
dispuesto a participar en múltiples iniciativas y actividades vinculadas con la
elaboración, el estudio y el progreso del Derecho mercantil y de cuantos se
dedican a su investigación y aplicación. De Sevilla venía y a Sevilla
regresaba. Sevilla y Olivencia se convirtieron así en una misma cosa. Con esa
filiación adoptiva la ciudad ha sabido, en una decisión sabia y oportuna, dar
la máxima solemnidad a esa estrecha relación.
Madrid, 4 de junio
2012