Sobre
el tema de los whistleblowers
–delatores o denunciantes- en el mundo empresarial, un reciente artículo
publicado en Expansión, remitía a un informe elaborado por el despacho
Freshfields Bruckhaus Deringer. Lo que el artículo señala es que muchas
empresas no terminan de obtener un resultado adecuado de las denuncias
internas.
He
encontrado en internet algunos documentos de dicho despacho que prestan
atención a la figura y a su puesta en práctica. El informe citado en Expansión
presumo que es el informe más reciente elaborado a este respecto, presentado en
diciembre pasado, titulado “Fair Game or Foul Play? Tackling the Rising Tide of Corporate Whistleblowing”, que puede
consultarse aquí.
Su
lectura es recomendable por los datos que ofrece. Me ha llamado especialmente
la atención su primer apartado y la denuncia de lo que describe como un cultural gap europeo en esta materia:
“In Europe, fewer respondents have experience of blowing the whistle
than those in Asia. More than a third of French respondents say they would
never consider airing their concerns. And the channels whistleblowers would
use to air their concerns also vary according to geography.
So what’s behind these regional variations?
More than one in 10 global respondents (11.80 per cent) have been a
whistleblower at some stage, with 13.1 per cent saying they have experienced a
colleague whistleblowing. But almost three in 10 respondents polled in Hong
Kong (27.9 per cent) said they have been a whistleblower, compared to just 6.2
per cent in the UK. More than a third of respondents in France (36.9 per cent) and almost a
quarter in Germany (23.2 per cent) said they would never consider
becoming a whistleblower, compared to just 8.4 per cent in the US”.
Madrid,
16 de enero de 2015