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jueves, 8 de septiembre de 2011

Grecia, normas contables e instituciones financieras

El seguimiento de la actualidad informativa permite constatar cómo las instituciones financieras internacionales se ven sometidas a una crisis de confianza. Esa crisis tiene causas diversas y, dentro de ellas, algunas parecen más consistentes que otras en cuanto a su fundamento real. Así como la prohibición de las posiciones cortas estaba inspirada en la voluntad de eliminar prácticas bursátiles irregulares en las que la información sirve para obtener importantes ganancias a partir de la negativa cotización de valores bancarios, noticias constantes sobre la mayor o menor dotación en las cuentas de las entidades de crédito de distintos riesgos fomentan las dudas sobre si esas cuentas expresan la real situación patrimonial de las entidades.



Es en relación con esa perspectiva contable donde llamó poderosamente la atención la carta que el pasado 4 de agosto de 2011 remitió el Presidente del International Accounting Standards Board (IASB) al Presidente de la European Securities and Markets Authority. Las  consecuencias de esa carta han sido adecuadamente reflejadas en la información que publicaba el 30 de agosto de 2011 de The Washington  Post  sobre el reproche consistente en una inadecuada inclusión en las cuentas anuales de los ajustes derivados de la deuda griega. Como se señala en esa información, estamos ante una actuación excepcional:

 
“An international accounting board has sharply criticized some European banks and financial firms for not taking sufficient write downs on the Greek bonds they hold.

The International Accounting Standards Board said some firms only wrote down the value of their Greek bonds according to a restructuring suggested by the Greek government, which would see their value drop by about 21 percent.

However, if firms tried to sell those bonds on the open market now, they would get much less than that, IASB Chairman Hans Hoogervorst said in a letter to the European Union’s market regulator, the European Securities and Markets Authority.

“This is a matter of great concern to us,” Hoogervorst said in the Aug. 4 letter, which was made public Tuesday.

The IASB sets the International Financial Reporting Standards, which most European companies use when reporting their earnings. However, the board cannot force companies to actually comply.

Hoogervorst said the public criticism was an exceptional move, triggered by “visibly inconsistent application” of accounting rules.

The European Securities and Markets Authority, said in a statement that it was investigating whether banks did indeed write down their Greek debt differently and whether they followed accepted accounting rules in doing so.

Many banks and insurance companies across Europe wrote down the value of their holdings of Greek debt in their second quarter earnings statements, after eurozone leaders asked them to contribute to a second bailout for Greece at July 21 summit.

Since then, Greece has given firms several options of either rolling over or swapping their bonds for new ones that would result in a loss of about 21 percent. However, under IFRS rules, different accounting standards apply to bonds that firms plan to hold to maturity — the moment the debt issuer has to repay them — and ones that are available for sale.

Those latter bonds, the IASB says, should be accounted for at their current market prices, which at the moment are far below a 21 percent discount”.

El carácter excepcional de esa iniciativa lo expresa la misma carta en sus primeros párrafos, en donde se da a entender que está generalizada una práctica contable que además al resultar conocida por el IASB, no podía dejar de ser destacada por éste:

There have been indications in the market that some European companies are applying the accounting requirements for fair value measurement and impairment losses in a way that seems to differ from the objective of IAS 39 Financial Instruments: Recognition and Measurement.  This is evident particularly in their accounting for distressed sovereign debt, including Greek government bonds.  Those indications have now been confirmed by recently published financial reports, which show inconsistent application of IAS 39 across Europe. This is a matter of great concern to us.

We are aware that, as an accounting standard-setter, the IASB does not have the authority to ensure compliance with International Financial Reporting Standards (IFRSs). However, the IASB and ESMA have a mutual interest in ensuring the highest quality in the application of IFRSs. Although we do not usually comment on how our standards are applied, because this case demonstrates visibly inconsistent application, we believe that it is appropriate for us to bring this matter to your attention.

I thought it would be helpful to provide you with some information about the objective of fair value measurement in IAS 39 and the use of models when the market for a particular financial instrument is not active. This letter does not address financial assets classified as held-to-maturity or loans and receivables.

Esta iniciativa, cuyo conocimiento público no debe dejar de tener consecuencias, merece un reproche en la crónica periodística mencionada por el hecho de formularse con carácter general y sin detallar qué entidades son las que están llevando a cabo esa mala práctica contable. A esa crítica se responderá, con toda probabilidad, que lo relevante era llevar a cabo una alerta sobre la práctica contable cuestionable que se estaba observando y que no se quería hacer frente a eventuales reclamaciones de entidades afectadas por una indicación individual de cuáles eran las que no estaban provisionando suficientemente el impacto de la evolución de la deuda griega.

Sin prejuicio de todo lo anterior, la iniciativa del IASB es llamativa por lo que supone de reproche implícito hacia todas aquellas personas o autoridades que tienen una responsabilidad con respecto a la desviación contable que denuncia. No puede dejar de sorprender que la carta del IASB se lea como una crítica hacia la tolerancia por parte de las autoridades supervisoras con ese tipo de práctica contable y, también, hacia los propios auditores de cada una de esas entidades que la consienten. A lo mejor subyace en todo este asunto un simple ejercicio de realpolitik: es ilusorio pretender un tratamiento contable “ortodoxo” de la deuda soberana en poder de los bancos europeos. Cabe recordar las recientes declaraciones del Presidente de Deutsche Bank de hace unos días:


“Además resulta una obviedad reconocer que muchas entidades no sobrevivirían en el caso de tener que reevaluar sus carteras de deuda soberana a precios de mercado”.

En todo caso, habrá que prestar atención a las respuestas a la carta del Presidente del IASB.

Madrid, 8 de septiembre 2011