El suplemento de 19 de abril que
publica el País incorpora determinadas noticias traducidas que ya han sido
objeto de publicación en el The New York
Times. Entre ellas, incluye como una de las noticias más destacadas, un
reportaje de Natasha Singer titulado “Directivos,
la nueva élite”. Una versión más amplia del mismo puede consultarse en la
edición original de The
New York Times.
Lo que viene a destacar este artículo
es “la recuperación” que se empieza a
producir en la retribución de los principales consejeros delegados en las
grandes compañías estadounidenses. Es evidente que esta retribución no escapó a
los efectos de la crisis que en EE. UU. Y se manifestó con mayor intensidad
antes que en Europa. Destaca en particular la reacción que se produjo a través
de la Ley Dodd-Frank que introdujo, como se sabe, la obligatoria intervención
de los accionistas por medio del mecanismo del say on pay y de la votación consultiva de la retribución de los
administradores:
“Cuando la economía se hundió los sueldos de los
consejeros delegados se redujeron drásticamente en muchas empresas, Con la
recuperación de 2010, los salarios se dispararon. Ahora se están estabilizando,
lo que indica que las juntas corporativas vislumbran unos tiempos económicos
más predecibles.
Las juntas también parecen estar admitiendo las críticas
sobre los sueldos de los ejecutivos.
Algunas empresas han reducido las bonificaciones discrecionales y han
supeditado más los salarios de sus directivos a indicadores del rendimiento.
El año pasado, las empresas empezaron también a
celebrar votaciones de los accionistas sobre los paquetes salariales de los
ejecutivos. Estos plebiscitos son ahora un requisito de la ley Dodd-Frank, la
reforma de Wall Street aprobada por el Congreso de EE UU justo después de la
crisis financiera”.
Se produce también en este punto una
referencia final a una comparación que me ha parecido siempre poco acertada y a
la que me referiré en otra entrada con mayor detenimiento. Se trata de la que
pone en relación la retribución del sueldo del consejero delegado y del sueldo
medio de los empleados de la empresa. Creo que la comparación no es acertada
sencillamente porque los elementos que entran en referencia son absolutamente
alejados. Sin perjuicio de ello, como recoge el artículo, hay una enorme
presión para que esto se lleve adelante como ejecución también de la previsión
correspondiente de la Ley Dodd-Frank:
“Los críticos han instado a la Comisión de Valores
a que haga cumplir una disposición de la ley Dodd-Frank que exige a las
empresas publicar la relación entre el sueldo del consejero delegado y el
sueldo medio de sus empleados. “Eso sitúa el sueldo de los consejeros
delegados en perspectiva”, dice Rees, de la federación de sindicatos.
<<Es importante para los inversores>>”.
Madrid, 27 de
abril de 2012