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lunes, 25 de noviembre de 2013

Suiza: rechazada la limitación de salarios de ejecutivos



Tanto por la relevancia de algunas de  las grandes corporaciones establecidas en su territorio, como por la peculiaridad que en materia de iniciativas legislativas ofrece su sistema político, Suiza viene ofreciendo en estos últimos años algunas experiencias decisivas en relación con la disciplina de la retribución de los administradores y directivos empresariales. En su día recogí aquí alguna información sobre la conocida como “Iniciativa Minder”, que una vez aprobada va a traducirse en cambios que afectarán la retribución variable de los consejeros ejecutivos. Aprovecho para destacar que, conforme recogía Die Neue Zürcher Zeitung (NZZ), la concreción normativa de esa iniciativa no está exenta de discrepancias.


La segunda experiencia que concitó una amplia atención internacional dio lugar ayer a la votación en referéndum y consiguiente rechazo de la conocida como “Iniciativa 1:12” promovida por las juventudes socialistas suizas y conforme a la cual no podría ganar en un mes un directivo más de lo que recibe en un año el más modesto de los empleados de la empresa. Se trataba, por lo tanto, de una limitación legal directa de las retribuciones fijas. En el mismo NZZ se recogen distintas reacciones a la votación negativa. Conforme a la información que al respecto ofrecía ayer el Financial Times (v. FT Weekend, James Shotter, “Swiss executives braced for salary cap verdict”, edición impresa, p. 2) de haberse aprobado la medida hubiera afectado a más de 1.300 empresas grandes y medianas y habría tenido consecuencias inmediatas para el mercado corporativo suizo.

Algunas empresas habían anunciado de manera inequívoca su voluntad de trasladar su domicilio fuera de Suiza si la medida recibía el apoyo de los votantes. Por otro lado, no faltan advertencias sobre la necesidad de no confundir un voto de rechazo a esa medida con la tolerancia a todo tipo de prácticas retributivas. Conviene recordar que, como señalaba la crónica de Rodrigo Carrizo publicada en El País de ayer, esta iniciativa es una consecuencia directa de los varios escándalos que han sacudido a la opinión pública suiza ante la inexplicable retribución consistente en cuantías disparatadas a gestores desafortunados.

La iniciativa suiza la tomó en cuenta el PSOE en su reciente Conferencia Política, en cuyas conclusiones anunciaba de nuevo conforme a la crónica de El País:

Los socialistas pedirán también una modificación de las escalas salariales para que ningún directivo gane 12 veces más que un trabajador dentro de una empresa”, reza el texto final de la cumbre de los socialistas españoles.

No es una medida novedosa, ni acertada. El criterio adoptado es uno de los más reiterados —y al mismo tiempo, más erróneos— en los análisis de las retribuciones empresariales y es el que se basa en la proporción existente entre el salario del primer ejecutivo y el que reciben los trabajadores de la empresa, ya sea el más bajo o el salario medio. El error parte del habitual en las comparaciones: pretender que entre dos situaciones existe una circunstancia compartida que justifica una solución pareja. Porque la retribución de los consejeros ejecutivos no es la retribución de una simple prestación laboral, sino que trata de compensar algo excepcional, que no comparten con los demás trabajadores: la encomienda de liderar el conjunto de la actividad de la sociedad y la consiguiente responsabilidad. De su acierto o error va a depender el del conjunto de la organización. Precisamente por partir de comparaciones disparatadas, este tipo de soluciones “igualitarias” comportan un claro riesgo de hipovaloración del papel que determinadas personas juegan en la marcha de la empresa y de simultánea hipervaloración del de otras.

Al propio tiempo, la irrupción del legislador estableciendo reglas generales en materia de retribución supone un factor de alteración de la competencia entre empresas. En un entorno de competencia internacional evidente en tantos sectores, aquellas empresas que padecen este tipo de limitaciones van a tener dificultades para retener a sus principales responsables, frente a quienes no se ven afectados por las mismas.

Madrid, 25 de noviembre de 2013