Ha
transcurrido algo más que un par de semanas desde que publiqué mi anterior entrada
sobre el tema y vuelven desde Bruselas las noticias sobre el intento de ampliar
la presencia femenina en los consejos de administración de las sociedades
cotizadas europeas. De acuerdo con la amplia crónica
que recoge El País, en la reunión de la Comisión Europea se puso de manifiesto
la resistencia de alguno de los comisarios y, sobre todo, los informes de los Servicios Jurídicos
que alertan sobre los límites de una iniciativa europea al respecto:
“El servicio
jurídico de la Comisión ha explicado que, según la jurisprudencia del Tribunal
de Luxemburgo, una norma de la UE no puede imponer a los Estados miembros una
obligación de resultados en términos de cuotas, sino que solo puede fijar los
medios para alcanzar determinados objetivos. Tras constatar la división del
colegio y las dudas del servicio jurídico, Durão Barroso ha decidido tomarse
más tiempo para preparar esta propuesta.
Atendiendo a las
conclusiones del debate, se ha encargado a Reding que modifique su propuesta
para que, manteniendo el objetivo de garantizar el equilibrio entre géneros en
las empresas, se ajuste a la jurisprudencia, y respete el principio de
subsidiariedad. Eso sí, el plan es que siga siendo una directiva y no solo una
recomendación voluntaria”.
El
reconocimiento a favor de una mayor presencia femenina alcanza también al Banco
Central Europeo. De acuerdo con la nota
de prensa, del pasado lunes 22 de octubre, el Comité de Asuntos Económicos
y Monetarios del Parlamento Europeo expresó su insatisfacción por el hecho de
que el nombramiento de un nuevo consejero no recayera en una mujer.
Comentarios
adicionales ofrece la entrada
de hoy del Blog de Manuel Conthe, donde explica la regla 4-30-4 que se sugirió
desde la FIDE.
Madrid, 25 de octubre de 2012