La reforma de nuestro sistema
financiero ha ocupado la atención de muchos desde hace años. Una atención que
se ve incentivada por la catarata normativa que desde 2009 ha provocado un
cambio sustantivo de la estructura de nuestro sistema financiero que parece que
afronta sus etapas finales. El cambio relevante ha pasado por la revisión del
estatuto de las cajas.
En alguna entrada
anterior he llamado la atención sobre el interés de las contribuciones del Profesor
Gaspar Ariño sobre el estudio de este aspecto del proceso de reestructuración.
El argumento lo recupero con especial
fundamento a la vista de la reciente publicación del libro escrito por el Profesor
Ariño y Miriam García con un título y subtítulo provocativos: Vindicación y reforma de las cajas de
ahorro. Juicio al Banco de España, (Cizur Menor 2013), 302 páginas.
El libro es una cuidada crónica de lo que
en la visión de los autores ha sucedido con las cajas, sazonándolo con las
disposiciones normativas que se iban adoptando y orientando su nuevo estatuto.
Es un libro interesante y recomendable y basta con ilustrar esta afirmación con
el texto que aparece en la contratapa:
“Este es un libro escrito en defensa de las Cajas
de Ahorro españolas, que han prestado servicios importantes a la sociedad
española en los últimos 150 años y eran hasta ahora una historia de éxito. En
él se explica cómo y por qué ese inmenso edificio que daba cobijo a tanta gente
se ha venido abajo, casi en su totalidad, en el corto espacio de tiempo que va
de 2008 a 2012. Se explica también qué hay que hacer para recuperar el buen
nombre, la dignidad y la solvencia de estas entidades, que se han visto
afectadas, todas, por la mala gestión de algunas. Y se comentan, finalmente,
las actuales líneas de reforma de la institución, que, sin perjuicio de los
cambios en ella introducidos, debe ser conservada, con un modelo de supervisión
y control del Banco de España, que debe ser igualmente reformado. El Banco de
España era una prestigiosa institución que ha sufrido en los últimos años la
invasión de la política y ha perdido su autoridad. Un nuevo modelo de
supervisión se hace necesario y a él se apunta en estas páginas”.
Madrid, 14 de
junio de 2013