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lunes, 7 de julio de 2014

¡Mucho Máster!



Participo modestamente en la puesta en marcha en la Facultad de nuestro Máster de Acceso a la Abogacía. Esa participación me permite intuir que lo que suponía un cambio radical para la profesión de abogado  no termina de merecer una definición adecuada y proporcionada a la enorme importancia que ese Máster está llamado a tener en esta nueva etapa. Me refiero, en particular, al diseño del examen o prueba de acceso, al que me referí en una no lejana entrada.


En relación con ello, la oferta de los “Másteres” crece de manera lógica. Es lógico que cada Facultad de Derecho española se plantee ofrecer ese programa, aunque la lógica no está tan clara cuando con respecto de muchas cabe preguntarse cómo lo harán. El mercado se encargará dentro de unos años de situar a cada uno de esos Másteres en su sitio. El éxito profesional de sus graduados –al aprobar el examen y al ser seleccionados en el mercado laboral- confirmará o destruirá la reputación de unos y otros.

Por ahora son muchos. Basta con ver la información que recoge Abogados (revista editada por el Consejo General de la Abogacía) en su último número [nº 86, junio (2014) pp. 38-41]. Allí se recoge (s.e. u o.) un total de 44 Másteres. Varios de ellos incorporan un título adicional.

A simple vista, me llama la atención la disparidad en el número de plazas ofrecidas (de un mínimo de 20 a un máximo de 500) y, sobre todo, en el coste de los programas. Sin duda influye la naturaleza pública o privada de la Universidad ofertante, pero más aún la titulación ofrecida.

El tiempo dirá si lo barato es caro, porque no sirve para nada y viceversa, porque los más caros programas tienen un éxito laboral asegurado.

Madrid, 7 de julio de 2014