Ha tenido una muy amplia cobertura
informativa la aprobación de la llamada Regla
Volcker. Una cobertura que es lógica dado el impacto que dicha regulación
está llamada a tener en la estructura del sistema financiero estadounidense. La
Regla completa el desarrollo de la Ley Dodd-Frank aprobada en el año 2010 como
consecuencia de la crisis financiera que tanto calado ha tenido en aquel
sistema y que ha explicado entre otros, Javier Martínez Rosado en un artículo
publicado en la Revista de Derecho Bancario y Bursátil [v. “Reforma del sistema
financiero en Estados Unidos: la llamada Dodd-Frank
Act”, RDBB 125 (2012), pp. 7-38].
Lo primero que hay que recordar de la
llamada Regla Volcker es cuál era su finalidad: separar la actividad de las
entidades de crédito que recibían fondos de los ahorradores, es decir, de
entidades de depósitos, de las actividades que se llevan a cabo en los
mercados financieros y que implica un mayor riesgo. Se trataba de reproducir
ochenta años después la misma idea que inspiró la reforma del sistema
financiero estadounidense tras la gran depresión de 1929, reforma que dio lugar
a la llamada Ley Glass-Steagall.
Quizás lo más llamativo de la nueva Regla
en el aspecto formal sea su extensión. The
Wall Street Journal ofrecía un acceso directo al documento
en el que ha quedado plasmada dicha Regla y que tiene una extensión de nada
menos que 892 páginas.
La cuestión desde la perspectiva
europea también vuelve a ser la de si en esa pugna que existe entre los
sistemas financieros respectivos, un mayor nivel de seguridad en la normativa
de uno, provoca reformas similares en los demás.
Madrid, 20 de diciembre de 2013