Desde que
aparecieron las primeras noticias sobre posibles alteraciones en la
determinación del Libor era evidente que nos encontramos ante un hecho de
enorme trascendencia para la, por desgracia, ya entonces notablemente
deteriorada confianza general en el funcionamiento de las entidades de crédito.
Por el papel que la determinación del Libor juega en tantas operaciones y
contratos bancarios me permití llamar la atención en una previa entrada
sobre la necesidad de una adecuada reacción si se confirmaba esa manipulación.
En una columna que
titula, La
manipulación del Libor [en Escritura pública 78 (noviembre-diciembre 2012),
p.73], Manuel Conthe expone que, a la vista de la investigación que se viene
desarrollando en distintas jurisdicciones, el Libor habría sido objeto de dos
tipos de conductas, susceptibles de una valoración jurídica distinta. La
primera y más grave constituye un fraude y como tal ha de ser perseguida:
“En los casos que ya se daban antes de la crisis –que han podido continuar después– se trataba de un
fraude con ánimo de lucro: los bancos distorsionaban los tipos de interés
que comunicaban para que el Libor fijado por la BBA tomara un valor que
mejorara el valor liquidativo de la posición en derivados e instrumentos
financieros mantenidos por el banco. Así, por ejemplo, si en un swap de intereses Barclays pagaba el
Libor y recibía de su contraparte un tipo fijo, la minusvaloración del Libor
alteraría a favor del banco la diferencia entre ambos tipos. Los traders del banco y sus grandes
clientes podían también lucrarse si sus colegas del banco les indicaban con
antelación el tipo que iban a comunicar a la BBA, porque esa información les
ayudaba a anticipar el valor que Bloomberg haría público a mediodía y les
permitía negociar con “información privilegiada” (insider trading) instrumentos vinculados al
Libor”.
Una segunda
conducta se enmarcaría en los problemas de solvencia que afectaban a diversos
bancos lo que invita al autor a adoptar un criterio menos severo. Estaríamos
ante una conducta sancionable por implicar un caso de “maquillaje contable”, aunque reviste una menor gravedad que la
anterior:
“Los profesionales del mundo
financiero suelen tener buena información sobre la liquidez y solvencia de cada
entidad, de suerte que las primeras víctimas de las crisis financieras son casi
siempre las entidades más vulnerables. Pero los episodios de inestabilidad
extrema y pánico financiero, tras cebarse inicialmente en los más débiles,
engendran a menudo “profecías que se auto-cumplen” (self-fulfilling prophecies): la mera aparición de
dudas sobre la solvencia de un deudor le provocará un súbito encarecimiento e
incluso un cierre de la financiación que le llevarán a la crisis y harán
realidad el vaticinio.
Por eso, en una comparecencia
parlamentaria en 2008, el gobernador del Banco de Inglaterra definió irónicamente
el Libor como el tipo de interés al que los bancos “no se prestaban entre sí”. Cabe,
pues, entender que, en un mercado sin apenas operaciones, Barclays y otros
muchos bancos “maquillaran” el tipo de interés comunicado a la BBA para evitar
dudas sobre su solvencia”.
Volviendo a las reacciones, estas son numerosas y han
dado lugar a la tramitación de no pocos procedimientos que aún no han
concluidos. Sin perjuicio de ello, para entender la situación creada por esas
actuaciones sobre el Libor, es recomendable consultar The Wheatley Review of Libor (que debe su nombre al director
ejecutivo de la Financial Services
Authority) y que fue encargado por el Gobierno británico. El informe se
presentó el pasado septiembre y la discusión sobre el mismo puede consultarse
en la web del
Departamento británico del Tesoro. Sus tres conclusiones fundamentales anuncian
una profunda revisión del Libor:
“First,
the Review has concluded that there is a clear case in favour of
comprehensively reforming LIBOR, rather than replacing the benchmark.
…
Second,
the Review has concluded that transaction data should be explicitly used to
support LIBOR submissions.
…
Third,
the Review has concluded that market participants should continue to play a
significant role in the production and oversight of LIBOR”.
Madrid, 8 de noviembre de 2012