En una edición agosteña de El
País encontré el muy recomendable artículo del Catedrático de Lengua Española,
Luis Cortés Rodríguez, "La
enseñanza del discurso oral". Plantea una realidad desgraciadamente
evidente: el fallo de nuestro sistema educativo a la hora de formarnos en el
buen uso de la lengua hablada y propone que nuestros sistemas de enseñanza,
incluidos por supuesto los universitarios, reparen esa situación. Desde luego,
sería conveniente –mejor, resulta imprescindible- que los estudios de Derecho
se sumen a esa rectificación.
El buen jurista es el que
domina el Derecho y sabe traducir ese dominio en la argumentación
correspondiente. Importa cómo se desarrolla esa argumentación, tanto como el
contenido. En lo primero creo que en las Facultades jurídicas no hemos prestado
una atención suficiente, a pesar de ser conscientes de que nuestros Licenciados
o Graduados podrían verse en breve ante el desafío de exponer sus
conocimientos, por ejemplo, ante nuestros Tribunales. Les enseñamos Derecho en
la esperanza de que sea su experiencia individual la que les enseñe a
argumentarlo, probablemente a costa de los intereses y derechos de algunos de
sus clientes iniciales. El nuevo sistema cambia esa situación de libre acceso a
la Abogacía, pero no dispensa a las Facultades de restablecer la laguna que
denuncia el Profesor Cortés. Porque formar a mejores Letrados es uno de los
requisitos más simples y eficaces para fortalecer la defensa de los derechos de
todos.
No perdamos la esperanza. Si no
estoy equivocado, los nuevos Masters y Programas de postgrado han reservado
tiempo y espacio a la mejor formación del discurso oral de nuestros alumnos.
Madrid, 5 de septiembre de
2012