Como continuación
o nuevo episodio de las entradas dedicadas a la cuota femenina en los Consejo
de Administración de las sociedades cotizadas (a la situación en Gran Bretaña
dediqué una reciente entrada),
debo hacerme eco de la amplia e interesante información publicada en El País de
ayer por Cristina Porteiro y Maryem Castillo, "Cameron frena la cuota femenina en los consejos de
administración". La postura del Primer Ministro no se refiere
tanto a las iniciativas en el Reino Unido, sino al liderazgo en la oposición frente
a los intentos de la Vicepresidenta de la Comisión Europea, Viviane Reding, de
llevar adelante medidas obligatorias, dada la falta de seguimiento de las
recomendaciones sobre presencia femenina en los Consejos.
Antes de que esa
nueva etapa se concretara, nueve Estados europeos han hecho llegar su expresa oposición, como relata la crónica
periodística:
“Como tampoco son un secreto
ni el plan ni la firme determinación de Reding, nueve países remitieron el
viernes al presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, y a la propia
comisaria sendas cartas en las que exponen su rechazo al régimen de cuotas. La
contraofensiva partió del Reino Unido y a ella se ha sumado Holanda, que tiene
ya legislación sobre la materia, más Bulgaria, República Checa, Estonia,
Letonia, Lituania, Hungría y Malta, todos ellos en favor de la autorregulación.
“No apoyaremos medidas
vinculantes de este tipo a escala europea”, concluye la carta filtrada por el
Gobierno de David Cameron. Si bien Londres, como los restantes signatarios,
reconoce que “existe un problema de muy poca representación femenina” en las
empresas europeas, considera que “los esfuerzos deberían hacerse a escala
nacional”.
El Reino Unido no descarta
introducir cuotas en el futuro, pero hoy se considera satisfecho con la marcha
del plan fijado para alcanzar paulatina y voluntariamente en 2015 el 25% de
presencia femenina en los consejos de las cien mayores empresas cotizadas en la
Bolsa de Londres. Malta, Hungría y Letonia cuentan con ínfimos porcentajes de
presencia femenina en altos puestos de dirección (3%, 5,3% y 5,7%
respectivamente). Sólo Bélgica, Francia, Italia y España, además de Holanda,
han legislado de forma más o menos ambigua sobre la materia.
La negativa de estos nueve, que cuenta con los parabienes
de la patronal europea, es suficiente para bloquear la iniciativa de Reding, sobre la que también han manifestado
reticencias Suecia, a través de su ministra de Igualdad de Oportunidades, y
Alemania, país este último en el que si bien la canciller Angela Merkel no se
ha pronunciado, sí lo han hecho sus ministras de Familia (en contra) y Trabajo
(a favor). En la propia Comisión tampoco hay unanimidad. Entre quienes se
oponen a la idea se cuenta a la vicepresidenta y representante para la Política
Exterior, Catherine Ashton, llegada, paradójicamente, al cargo como fruto de la
cuota femenina, y Cecilia Malmström, comisaria de Interior”.
Estando así las
cosas, cabe dudar del acierto de poner en marcha una iniciativa legislativa europea que parece
nacer muerta, salvo que se produzca un cambio radical en la posición de los
Estados opositores a la misma, lo que probablemente no suceda si se pretende
imponer la primacía del ordenamiento europeo en esta materia.
Madrid, 18 de
septiembre de 2012