En la sucesión de
crisis o escándalos financieros concretos, derivados de la colocación de
instrumentos financieros concretos, suele repetirse la circunstancia de que
muchos de los perjudicados son inversores de mayor edad. Esto no sucede sólo en
España, sino que relataba The Washington
Post hace unos días lo que esa situación comporta en Estados Unidos. La
columna de Michelle Singletary, How
to spot financial crimes against seniors rescata un informe elaborado hace
dos años y lo proyecta sobre la realidad de estos últimos años para señalar que
uno de cada cinco ciudadanos estadounidenses por encima de 65 años ha sido
víctima de algún tipo de fraude financiero. Esto se desprende de las
investigaciones de Investor Protection Fraud, que ya elaboró el informe señalado.
Para evitar este
problema se insiste en la prevención, en la que se quiere implicar a cuantas
personas mantienen contacto con personas de esa edad, que cuentan con una serie
de avisos o “banderas rojas” a la
hora de advertir que se puede estar iniciando un abuso o engaño. Lo interesante
es que no se trata de pactos contractuales o propuestas financieras, sino de
alertar sobre circunstancias vitales fácilmente observables y que abonan la
vulnerabilidad de los afectados en el manejo de su patrimonio. Transcribo esas advertencias:
“• Social isolation. Con artists look for seniors who seem lonely. Their
desperation for companionship often makes them an easy target for exploitation.
• A change in a senior’s ability to perform many daily living activities
such as cooking, cleaning or paying bills. Again, a swindler or family member
will take notice and use the inability of a senior to care for himself to gain
access to his finances.
• Concerns about a caregiver. A senior may complain that she gave the
caregiver $50 for groceries that shouldn’t have cost more than $20 and didn’t
get change back.
• Loss of a spouse. Blandin said schemers search obituaries looking for
vulnerable widows or widowers to exploit.
• The senior becomes financially responsible for an adult child who
appears to be a bum. As an example, Blandin said you might hear the person say,
“I gave Tommy or Linda a check for their education.” However, you know Tommy or
Linda is not using the money for school.
• The senior complains that the son he gave his power
of attorney to won’t tell him what’s going on with his finances. “It’s a red
flag if you hear the senior say, ‘When I ask about my money the person says,
‘It’s too complicated, you really don’t want to know,”” Blandin noted”.
Madrid, 20 de septiembre
de 2012